lunes, 1 de marzo de 2010

Puedo hablarte una vez mas
de historias sin contar.
Puedo incluso hacer gritar
la noche cuando se va.

Puedo mirarte a ti
y siempre sonreir
y tal vez enrojeser
al verte otra vez.

Incluso caminar en el aire
y tu voz
puedo sentir rosar al hablar.

Puedo incluso esconder
lo que siempre te querré

Francisca Zepeda

La mujeres tenemos esa sinceridad mentirosa, esa falsedad piadosa, esa reacción simpática y desinteresada de desearle lo mejor a alguien y servirle las cosas en bandeja cuando por dentro odiamos estar haciendo eso. ¿Por qué . decimos "Ojalá te vaya genial con él, Ojalá por fin puedan estar juntos por siempre" Si la realidad es que no lo queremos más con nosotras, pero mucho menos con ELLA. Es egoísta pero es real. Me cuesta decir que a mí también me pasa, que suelo regalar las cosas y despues las extraño. Creo que es bastante frecuente esa situación. Celos y envidia, nunca son sanos, nos llevan a la incordura. Nos enfermamos de ver lo que teníamos, en manos ajenas, pero cerramos la boca porque fuimos nosotros quienes lo envolvimos con papel brilloso y pusimos el moño final.

De la boca para afuera nos resulta muy sencillo desear "Felicidad eterna", pero por dentro el interés personal nos carcome. Las palabras se van en el viento y los pensamientos internos nos revuelven todo.